sábado, 29 de febrero de 2020

Rías Baixas y Costa da Morte: road trip a la gallega.

Todavía tenía pendiente escribir sobre nuestro road trip por las Rías Baixas y la Costa da Morte. Hace casi dos años que hicimos este viaje. Nos pilló en una época rara, porque acababan de despedir a Dani de su trabajo inesperadamente, y él no lo disfrutó mucho, lógicamente. Yo guardo bastante buen recuerdo. Me encanta Galicia, sus paisajes, su gente y su comida, y en este viaje pude disfrutar muchísimo de todo eso y más.  Estuvimos de 23 al 31 de marzo y, aunque el tiempo fue bastante lluvioso, cuando vas a Galicia sabes a lo que vas. Nuestro lema durante el viaje fue "se chove, que chova", que viene a ser "Si llueve, que llueva" con una mezcla de resignación y de negarse a que el tiempo te fastidie los planes.

El plan de viaje fue el siguiente:

El viernes 23 llegamos a Vigo. Después de todo el día de viaje, tampoco nos dio para mucho más. El hotel estaba genial (era el Hesperia Vigo), la habitación enorme, la cama comodísima y el desayuno estupendo. Cenamos en un sitio muy típico y auténtico (por no decir que tenía una pinta un poco cutre) cerca del hotel, en el que la comida casera estuvo buenísima y el precio casi mejor: Tasca Nova. Según Google ya lo han cerrado, así que guardemos un minuto de silencio por la pérdida de un gran sitio de comida casera gallega.

El sábado vimos Bayona, subimos andando hasta el parador y nos tomamos una caña disfrutando de este sitio tan bonito. Nos hizo un viento que se llevaba volando a la chiquinina. Comimos en una marisquería que se llama La Colegiata, y la verdad es que comimos estupendamente. El plan era dar una vuelta por Vigo por la tarde, pero a Dani le dio una migraña y nos quedamos en el hotel tan a gusto (estaba lloviendo bastante). Cenamos otra vez en el sitio casero que nos había encantado.

Interior del parador de Bayona

Patio en el parador de Bayona

Bayona

Réplica de la Pinta en el puerto de Bayona

El domingo comenzamos nuestra ruta. Vimos la ría de Vigo, pasamos por Cangas donde dimos un pequeño paseo para ver el pueblo. Nos acercamos al faro del Cabo Home para admirar las Islas Cíes. Después comimos por la zona en un hotel que se llama Doade, donde comimos bastante bien también. Después de comer nos acercamos al cabo de Udra, y como dormíamos en Bueu, aprovechando que hacía sol, fuimos hasta la playa de Lapamán. Cenamos en el hotel que dormíamos en Bueu, Hotel Restaurante Loureiro. Buena relación calidad precio y la habitación bastante agradable y limpia.

Islas Cíes desde el Facho de Donón

Playa de Ancoradouro

Cabo de Udra

Playa de Lapamán

Vieira y quesos en el restaurante Loureiro

Desayuno con vistas en el Hotel Loureiro

El lunes vimos Pontevedra por la mañana, nos dimos un buen paseo por la ciudad, que nos sorprendió lo bonita que es. Comimos en Combarro en el restaurante O Peiriao, que no nos pareció nada del otro mundo, pero el resto estaban muy llenos, y vimos sus famosos hórreos. Subimos al mirador de Samiera, comimos un helado y paseamos por la playa de Sanxenxo, a última hora dimos una vuelta por la isla de la Toja y dormimos esa noche en O Grove. Nos quedamos en el Hotel Maruxia, bastante básico y con necesidad de una reforma. Y cenamos en una tapería que se llamaba La Mamounia, nos gustó bastante la comida y tenían un rincón con juguetes y cuentos para la chiquinina.

Pontevedra

Pontevedra

Pontevedra

Pontevedra

Pontevedra

Combarro

Combarro

Mirador

Playa de Sanjenjo

El martes por la mañana fuimos a ver Cambados, con su Pazo de Fefiñans, decidimos no entrar en la isla de Arousa y nos fuimos al otro lado de la ría a admirarla desde el mirador de la Curota. También estuvimos en las dunas de Corrubedo, comimos unos sándwiches en el aparcamiento de las dunas para no perder mucho tiempo buscando un sitio, y subimos al mirador da ra y al castro que hay cercano. Vimos el Castro de Baroña y nos fuimos a dormir a Noia. Cenamos en Noia en un par de sitios de tapas: la Tasca Típica y Forno do Rato. Y dormimos en el hotel Noia. Este hotel fue uno de los que más nos gustaron del viaje, moderno, cómodo, funcional, muy cerca del centro de Noia y el personal muy amable. El desayuno también estuvo bien.

Pazo de Fefiñans

Isla de Arousa desde el mirador de la Curota

Castro da Cidade

Dunas de Corrubedo

Castro de Baroña

Noia

El miércoles vimos el pueblito de Muros y nos cayó la del pulpo, vimos el hórreo de Carnota y seguía lloviendo, y en la fervenza de Ézaro ya paró de llover, por suerte. Comimos en Ézaro en el restaurante Mar e Terra, la comida estuvo bien, y por la tarde vimos un atardecer precioso en Finistere, donde dormimos dos noches. Nos alojamos en el hostal Mariquito, y cenamos un par de raciones en el restaurante O Centolo, justo al lado del puerto, repetimos al día siguiente, así que debe ser que nos gustó. El hostal estaba bien, bastante moderno y limpio, con el desayuno incluido en el precio, en el bar del hostal, café y tostadas o bollería.

Muros

Horreo de Carnota

Fervenza de Ézaro

Atardecer desde Finisterre

El jueves vimos muchos faros y acantilados: el faro Touriñán, tomamos el aperitivo en Muxía, comimos en Camariñas, en el bodegón O Percebe un churrasco que no se lo saltaba un torero. Vimos el faro del cabo Vilán y el cementerio de los ingleses, donde nos empezó a llover la mundial, y volvimos a dormir a Finisterre, cenamos de nuevo en el mismo sitio, porque nos había gustado bastante.

Faro Touriñán

Carreteras de costa

Muxía

Churrasco en O Percebe

Faro de cabo Vilán

Cementerio de los ingleses

El viernes visitamos el castillo de Vimianzo, el dolmen de Dombate, vimos un poco más de la Costa da Morte. Comimos muy, pero que muy bien en el restaurante San Martín, en Os Castros, y nos fuimos a pasar la tarde a Coruña, donde dormimos ese día. Nos quedamos en Toc Toc Rooms, un B&B nuevo, sencillo y funcional, algo alejado del centro, pero para ser viernes de Semana Santa algo más céntrico se nos iba mucho de precio.

Castillo de Vimianzo

Dolmen de Dombate

En Coruña dimos un paseo por la plaza de María Pita, tampoco nos dedicamos a turistear mucho porque ya hemos estado unas cuantas veces, pedimos unas tapas para cenar en un bar que no recuerdo el nombre (una pena porque estuvo muy bien) y pensábamos que eran raciones de lo grandes que eran. Cenamos una tapa de tortilla de patata y una tapa de raxo y lo primero era una tortilla pequeña de patata y el raxo en Madrid pasaría por media ración. Nos volvimos al alojamiento con la barriga contenta y el corazón un poco triste porque ya se terminaba el viaje. El sábado hicimos el viaje de vuelta para no pillar mucho tráfico el domingo.

Y hasta aquí nuestra ruta de Semana Santa por las Rias Baixas y la Costa de Morte. Un viaje que no me importaría repetir en el futuro.

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