lunes, 23 de septiembre de 2019

Excursiones de otoño: la laguna de Peñalara.

Damos la bienvenida al otoño con esta excursión campestre que hicimos por la sierra madrileña.

Laguna grande de Peñalara
Un domingo cualquiera de octubre hace un par de años, nos fuimos con nuestros amigos Andrea y Manuel a la laguna grande de Peñalara. Nos fuimos con la calma, como a las once de mañana, con la idea de comer arriba, así que no es raro que cuando íbamos por Villalba viésemos carteles que decían que el parking del puerto de Cotos estaba completo. Eso no nos echó atrás y, desafiando a los luminosos informativos, nos plantamos en el parking y encontramos sitio a la primera. ¡Toma!

Inicio de la ruta
La laguna grande de Peñalara es una laguna glaciar que está en un circo glaciar, dentro de un parque natural protegido. La ruta para llegar hasta ella es apta para todos, y eso la convierte en una excursión perfecta para hacer con niños. Desde el mismo parking de Cotos ya sale el camino que va a las lagunas y está muy bien señalizado. Al principio es una pista forestal ancha, pero después hay tramos que es bastante estrecha y con rocas, así que no es apta para ir con carrito de bebé (aunque a algún valiente vimos intentándolo). Nosotros, si vais con bebé o un peque que se puede cansar de andar, os recomendamos portear con un portabebés ergonómico o una mochila para toddlers. Al principio vas a través de un bosque de coníferas a la sombra, pero en cuanto salimos del bosque el sol otoñal se hizo notar y fuimos en manga corta casi todo el camino. Importante llevar gorra y crema solar para no quemarse ya que después del bosque hay pocas sombras.

Vistas al salir del bosque
Para llegar a la laguna grande, que es la ruta más sencilla, son seis kilómetros ida y vuelta. Unas dos horas en total, un poco más si vas con peques que se van entreteniendo y explorando todo lo que llama su atención. Los últimos 500 metros son los que tienen más desnivel, pero discurren por una pasarela de madera con escalones para subir, ya que es una zona de máxima protección. No se puede salir de la pasarela para preservar el paisaje y la flora, y alrededor de la laguna grande también hay zonas que no se puede pasar.

Puente hacia la Laguna de los Pájaros 
Pasarela para proteger la zona
Una vez que llegamos a la laguna, buscamos un sitio donde descansar, disfrutamos de nuestros bocadillos y nos relajamos un rato antes de emprender la bajada, que es igual de sencilla que la subida. La chiquinina, como ya estaba cansada, hizo la última parte de la subida y casi toda la bajada en la mochila. Tan feliz.

Momento bocadillo
Chiquinina feliz en su mochila
Esta ruta, como hemos dicho, nos parece una excursión de un día perfecta para el otoño, cuando ya no hace mucho calor pero los días pueden ser templados y soleados aún.

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